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Cuando el niño juega a vestirse del sexo contrario

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¿Es normal que un niño pequeño de 3 o 4 años le guste jugar con muñecas más que con los típicos coches o pelotas? ¿Por qué nos sorprende e inquieta que nuestro hijo o hija juegue a ser un niño del sexo opuesto y quiera vestirse como mamá o papá, como una hermanita o el mejor amigo de clase? ¿Hay que preocuparse o apoyar estas conductas? ¿Es normal o puede deberse a un trastorno de la identidad sexual?

Daremos respuesta a estas preguntas entendiendo que en la mayoría de casos el hecho de jugar con muñecas, coches o balones, querer pintarse las uñas o ponerse unos zapatos de tacón forma parte del proceso de aprendizaje y desarrollo de identidad de sexo y género de nuestros niños y niñas.

En este proceso de identificarse y sentirse como niño o niña, que empieza sobre los 18-36 meses y sigue definiéndose más allá de los 7-8 años, intervienen factores genéticos, psicológicos, sociales y culturales.

Los niños aprenden a través de la imitación y el juego, les gusta observarnos y poner en práctica todo cuanto ven. Jugar o querer hacer 'cosas del otro sexo' es algo que forma parte de la curiosidad, de las ganas de conocer, experimentar e investigar de nuestros hijos. Y, a pesar de la inquietud que genera en los padres, que los niños se inclinen por los juguetes o ropa de niña es completamente normal.

El hecho de preferir una muñeca o un cochecito de paseo, jugar a ser una niña o preferir jugar al fútbol en lugar de imaginar ser una plácida princesita ... nada tiene que ver con la futura tendencia sexual de nuestros hijos. En este momento prima el juego simbólico o de roles donde niños y niñas están poniendo en práctica habilidades sociales que les ayudarán en un futuro, juegan y desarrollan su inteligencia, imaginación y creatividad. Por este motivo debemos apoyarles sin limitarles. Se trata de evitar estereotipar el juego, la actividad más importante de los niños.

Sin embargo, hay casos en los que el niño o niña persiste en sus preferencias por juegos, vestidos y conductas social y culturalmente entendidas como parte del sexo al que no pertenece. Según los criterios del DSM IV, el manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, para el diagnóstico de trastorno de identidad sexual en los niños, el niño o niña debe manifestar entre otros, cuatro o más de los siguientes rasgos:

- Deseos repetidos o insistencia de ser del otro sexo.

- En los niños, preferencia por el transvestismo o por simular vestimenta femenina; en las niñas, insistencia en llevar puesta solamente ropa masculina.

- Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo.

- Deseo intenso de participar en los juegos y en los pasatiempos propios del otro sexo.

- Preferencia marcada por estar con compañeros del otro sexo.

Si las preferencias y conductas que expresa nuestro niño o niña nos inquietan y preocupan, la mejor opción siempre es acudir a los expertos, nuestro pediatra primero y el especialista en psicología infantil en segundo lugar nos podrán aclarar si se trata de una simple fase normal del juego o bien de un posible trastorno de la identidad sexual. Sea como sea, ellos siempre nos ofrecerán información rigurosa y la orientación necesaria para apoyar a nuestros hijos en el camino de hacerse adultos.

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